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Ha sido un éxito rotundo si tenemos en cuenta que el fútbol es pasión y emoción. El nuevo modelo de la Copa del Rey ha devuelto al torneo lo que nunca debió perder: la sorpresa de los equipos modestos, la emoción de un verdadero torneo del KO y el interés del público por partidos en los que puede pasar cualquier cosa, ya sea en octavos de final o en semifinales.

La Copa del Rey se había convertido en un torneo que privilegiaba a los más poderosos frente a los equipos más humildes. Con el formato de doble partido, siendo la vuelta en el estadio del rival de mayor categoría en las primeras fases, y la entrada de los equipos de primera en dieciseisavos de final, se convertía la Copa en un torneo imposible para los clubes más modestos. Dejando la capacidad de sorpresa casi a cero, y reduciendo la emoción del torneo. Cada año asistíamos a unas soporíferas goleadas en los partidos de vuelta de los grandes, y el torneo solo cogía algo de vitalidad a partir de semifinales cuando los clubes de primera ya se lo tomaban en serio.

Este año gracias a Rubiales hemos asistido a un torneo donde desde el inicio han caído eliminados equipos de primera división, humildes como el Mirandés se han colado en semifinales, hemos presenciado victorias en prórrogas y penaltis, equipos de 2ªB eliminando al Atlético de Madrid o poniendo contra las cuerdas al FC Barcelona y, por último, unas semifinales sin Real Madrid ni Barça por primera vez en muchos años. El torneo es otro, y esta Copa del Rey vuelve a tener una personalidad propia, da igual quien va mejor en Liga o no, da igual la categoría, para competir en esta nueva Copa hay que tomárselo en serio contra cualquier rival.

NO.

La nueva Copa del Rey ha desmotivado a los grandes clubes españoles. Los viajes largos, los estadios pequeños y los terrenos de juego en mal estado han provocado que muchos de los equipos potentes de primera división no se tomen esta competición en serio por el desgaste que producía y por la probabilidad de lesiones en este tipo de partidos en estadios amateur. La Real Federación Española de Fútbol debe cuidar esto más, no dejando que se pueda jugar en cualquier estadio. Si no se cuida el estado del terreno de juego, no se cuida el espectáculo.

Por otro lado, por primera vez en muchos años ninguno de los grandes se ha colado en semifinales del torneo. Esto, aunque nos parezca muy romántico, solo resta interés al torneo. Una competición sin Real Madrid, FC Barcelona, Atlético de Madrid, Sevilla o Valencia en su fase final hace que las audiencias caigan y por consiguiente la recaudación televisiva que tanta falta le hacen a los clubes y a la Federación para poder competir con las mayores Ligas del mundo. Al final, por mucho que nos guste ver a equipos modestos en semifinales, nada vende como ver un Clásico en unas semifinales o final del torneo.

Por último, la competición olvida a las aficiones de primera división. Si no clasifican a su equipo a semifinales, les es prácticamente imposible poder presenciar un partido de Copa del Rey en su propio estadio. Esto es un daño económico que se le hace a los clubes de primera, ya que contarán desde ahora con unas cuantas taquillas menos que hacer por temporada, debido a que el formato copero prácticamente obliga a los equipos de primera división a ir pasando rondas visitando campos rivales.