Cuando los deportes se profesionalizan tienden a igualarse, por esto vemos en deportes como el baloncesto o el fútbol como los grandes récords históricos se dieron en los inicios de dichos deportes. La falta de profesionalidad y desarrollo hace que las diferencias entre deportistas se hicieran muy palpables.

Está pasando todo lo contrario en el tenis, el deporte cada vez está más profesionalizado, los métodos de entrenamiento o estudio de juego más globalizados, y el deporte está a manos de cualquiera. Pero estamos viviendo una época tan excepcional que hace que veamos un tenis de dos niveles: el de los tres reyes y el de los demás.

Han pasado ya 17 años desde que Federer ganase su primer Gran Slam, Wimbledon en 2003, en 2005 sería Nadal el que se apuntase su primer Grand Slam, Roland Garros, y ya en 2008 aparecía Novak Djokovic logrando en Australia su primer Grand Slam. Son 17 años de un dominio del circuito tan apabullante que parecen números de épocas donde el tenis fuese un deporte semiprofesional.

Con la despedida de Pete Sampras del circuito en 2003, y sus 14 títulos de Grand Slam, creíamos que no veríamos nada igual. Eran 14 de los trofeos más grandes que puede ganar un tenista, un récord inigualable, o eso creíamos hasta la llegada de los tres reyes, que fueron, uno a uno, batiendo este récord de Sampras, y colocándose en los más alto de la historia del tenis.

Los tres reyes se han hecho con 56 de los últimos 69 Grand Slams disputados, solo 13 Grand Slams se les han escapado en los últimos 17 años. Una auténtica tiranía, que parece imposible que volvamos a ver cuando se retiren este trío de tenistas.

Con el circuito tenístico a sus pies, la gran batalla del tenis mundial se ha convertido en una batalla a tres, en la que Federer, Nadal y Djokovic disputan cada Grand Slam como una batalla contra sus rivales y contra la historia, por colocarse como el tenista con más Grand Slams de la historia. Actualmente, sigue siendo Roger Federer el tenista más laureado, con 20 trofeos de Grand Slam, le sigue muy de cerca Rafa Nadal con 19 títulos y por detrás, remontando, está Novak Djokovic con 17 trofeos. Eso sí, tanto Rafa (33 años) como Nole (32 años) cuentan con la edad a su favor, ya que los 38 años de Roger le auguran poca duración a su trono.

Roger Federer, ganó su primer Wimbledon a los pocos meses de que se retirara Sampras, todo un símbolo del cambio de una era. Desde entonces sumó 17 de sus 20 Grand Slams en los siguientes 10 años, 2003-2012. A partir de aquí, las lesiones y la edad empezaron a dejar huella en el suizo, que encontró en Rafa Nadal su gran némesis arrebatándole varias finales. En los últimos 7 años, Federer solo ha conseguido 3 títulos de Gran Slams, 2 en Australia y uno en Wimbledon, mostrando una decadencia propia de la edad que le complica mantener el trono.

Rafa Nadal es el más regular del trío, aunque basa gran parte de su carrera en su dominio absoluto de la tierra batida, donde ha logrado 12 Roland Garros de los 15 que ha disputado desde 2005. Si su nivel en tierra batida se mantiene, el próximo Roland Garros 2020 puede ser el histórico momento donde Rafa iguale a la leyenda Roger Federer a 20 Grand Slams.

En tercer lugar, pero remontando, llega Novak Djokovic. El serbio no logró un Grand Slam hasta el 2008 en Australia, pero desde 2011 a 2016 fue el gran dominador del circuito, sumando 11 títulos en solo 7 años, lo que le valió para apuntarse a la carrera de mitos junto a Nadal y Federer. Y si Nadal era la antítesis de Federer, Djokovic se convirtió en la de Nadal, ganando sus enfrentamientos directos en numerosas ocasiones. La edad y la mayor versatilidad sobre diferentes tipos de pista convierten a Nole en el favorito para muchos a hacerse con el gran trono del tenis.

Nosotros, como aficionados, solo podemos disfrutar ante este hito del tenis y del deporte mundial. Probablemente nunca veremos nada igual; tres deportistas que comparten un mismo tiempo deportivo, y que a la vez superan todas las marcas históricas de su deporte. Solo podemos decir: ¡larga vida a los tres reyes del tenis!, y que nosotros lo disfrutemos.