Vayamos por partes. El Real Madrid de Carlo Ancelotti, sobre el que se habla poco de su liderazgo y capacidad para gestionar una plantilla galáctica -sus egos y demandas-, va como un tiro. Solo ha sufrido una derrota desde que empezó la temporada, es segundo de La Liga a un punto del Girona, pero con un partido menos; y se clasificó para los octavos de la Champions sin mácula alguna.

En la Supercopa de España recién disputada en Arabia, supo sobreponerse de todos los golpes que le asestó el Atlético para erigirse dominador en la prórroga, cuando las rodillas de su adversario flaqueaban. Ante el FC Barcelona, en la final, estuvo más incontestable. Puso en evidencia a Xavi y sus pupilos, haciendo más que palpable la diferencia entre ambos. Ahora mismo, el uno es un peso medio y el otro superpesado.

Todos estos resultados, a los que acompaña la sensación sobre el tapete de que gana sin que se le mueva un pelo del flequillo, los ha conseguido con ausencias importantes. El mejor portero del mundo, Courtois; el defensa central de la selección brasileña, Militao; y el austríaco Alaba, son las bajas más sensibles de un equipo que también perdió por casi dos meses a Vinícius Júnior y no ha encontrado en Joselu al delantero centro, el killer del área que vaya a sumar 30 goles por curso.

Poco importa, el Real Madrid ha hallado en Jude Bellingham no solo un futbolista al que parece se le había inoculado hace tiempo el ADN merengue, sino que también un jugador total capaz de marcar, jugar, hacer jugar y hasta robar. Un inesperado pichichi cuyo influjo en el juego del equipo sigue siendo notable a pesar de que acumula 5 partidos sin ver portería.

Pero no ha sido el de Birmingham el único que ha sorprendido con su rendimiento. Rodrygo Goes cogió el toro por los cuernos tras la lesión de Vinícius para adquirir galones en el ataque. También lo ha hecho Brahim Díaz, quien en su regreso ha demostrado con goles, calidad y velocidad de crucero que tiene sitio en este Real Madrid repleto de jugadores insultantemente jóvenes.

Como Camavinga, Tchouamení, Fede Valverde… El Plan Renove que Florentino Pérez ha ido pergeñando en los últimos años está funcionando a las mil maravillas. Ancelotti lo gestiona con mano izquierda apoyándose en el buen funcionamiento de habituales estelares como Modric, Kroos, Carvajal o Nacho. Veteranos que conectan con la que puede que sea la segunda etapa más gloriosa de la entidad, todo ello para combinar en la coctelera un equipo que, a pesar de su juventud media, es rocoso, posee una pegada demoledora y un empaque inabordable.

Cualidades y sensaciones que le hace ser ahora mismo la única alternativa al Girona en La Liga y uno de los principales candidatos a hacerse con la Champions League a pesar de que, a priori, todavía le falta, según los mentideros especializados, la guinda al pastel.

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