Estaba siendo una temporada realmente complicada para el Celta, donde los fantasmas del descenso acechaban tras tres entrenadores y encadenar solo una victoria en once partidos en el tramo medio de la temporada. El equipo se encontraba en un estado de ansiedad y bloqueo total en el que cada obstáculo que se pudieran encontrar durante un partido los tumbaba a la lona. Hasta que llegó Iago Aspas.

En un mundo cada vez más mercantilizado, el fútbol de vez en cuando nos regala jugadores que son la viva imagen de sus aficionados. La imagen de Iago Aspas llorando tras remontar prácticamente él solo el partido ante el Villarreal quedará para la historia de nuestra liga. Y es que el de Moaña es toda una institución para el conjunto vigués; una historia de amor perfecta que comenzó en un vídeo en el que un niño de once años se dirige a la cámara desbordando su ilusión por jugar "en el Celta de los mayores y marcar un gol bonito".

Ese niño debutó en Balaídos con dos goles clave para evitar el descenso a Segunda B, fue el máximo goleador del equipo que consiguió el ascenso a Primera y una genialidad suya originó el gol de la permanencia para la temporada siguiente. Emigró al Liverpool y pasó por Sevilla antes que la morriña le hiciera volver a su tierra para convertirse en el mejor jugador de la historia del Real Club Celta de Vigo.

No es casualidad que los vigueses se hundieran en la clasificación durante los dos meses y medio que Iago estuvo en el dique seco. Pero volvió para solucionar todos los problemas de los suyos; dos goles para remontar un partido clave ante el Villarreal, un gol y dos asistencias para empatar ante otro rival directo como el Huesca, y otros dos goles para ganarle a la Real. En una semana le había dado la vuelta al equipo.

Y es que Iago Aspas no solo aporta goles, su mera presencia significa un plus de alma y corazón que contagia tanto a sus compañeros como a la grada. Un equipo que perdió diez de doce partidos sin él no ha vuelto a perder un partido desde que está en el campo. La reciente victoria ante el Barça ha sellado media permanencia del cuadro vigués.

Para los aficionados vigueses ya habrá tiempo de valorar si se pone una estatua o directamente se une su nombre al estadio. Mientras tanto, todos los aficionados al fútbol seguiremos disfrutando de un jugador irrepetible.