Este verano arrancan a la vez dos nuevos proyectos en Sevilla. El fútbol no entiende de paciencia y los proyectos de Machín y Setién caducaron este curso. El primero no duró ni una temporada, el segundo apenas dos pese a haber clasificado al equipo para Europa League el primer año y haber llegado hasta a semifinales de Copa en el segundo. Los resultados mandan y toca partir de cero.

El cambio más rompedor es el del Sevilla. Monchi vuelve a su casa para volver a construir un equipo campeón y que dé el paso adelante para asentarse en Champions. En su vuelta al club ha apostado por Lopetegui tras su tormentoso año con despidos de la selección y Real Madrid incluidos. Es un cambio rompedor porque es un estilo al que el Sevilla -salvo el año de Sampaoli- no está habituado. La señas de identidad de los mejores Sevilla se han basado en ser un equipo aguerrido, fuerte, vertical y directo.

La filosofía de Julen Lopetegui está bastante alejada de esto. Veremos a un Sevilla dominador del balón, paciente y que intentará jugar siempre en campo contrario. Está por ver cómo se adaptará a este modelo un Pizjuán mucho más acostumbrado a un fútbol eléctrico, así como los fichajes que hará Monchi para adaptar la plantilla a este estilo.

Mucho más continuista es la opción del Betis. Han apostado por no cambiar demasiado y seguir la línea de Quique Setién con Rubí, que deja tirado al Espanyol tras clasificarlo a Europa por primera vez en trece años. El entrenador catalán encaja muy bien con la plantilla que deja Setién, y no debería suponer un gran cambio para los jugadores adaptarse al nuevo entrenador. Rubí también es un técnico de marcado corte ofensivo, que saca el balón jugado desde atrás y al que le gusta juntar en el centro del campo bastantes jugadores con talento.

La incógnita en este caso está en ver cómo aguantará el técnico la enorme presión que supone el banquillo del Betis. La verdiblanca es una afición pasional y exigente como pocas y difícilmente aceptarán la irregularidad que mostró el Espanyol la temporada pasada, con picos muy altos y bajos de rendimiento que le hicieron pasar de puestos Champions a asomarse al descenso, para acabar finalmente clasificados para Europa. Las desavenencias de la afición con Setién han sido el principal factor que causó la salida del técnico cántabro del Villamarín.