Hace unas semanas la UEFA sorprendía al planeta fútbol con una noticia bomba para el fútbol de élite: El Manchester City estaba sancionado con la expulsión de la Champions League durante las dos próximas temporadas, además de tener que abonar 30M de euros como multa dineraria por la sanción. El organismo europeo consideraba que los citizens se habían saltado las normas del Fair Play Financiero impuesto por la UEFA entre los años 2012 y 2016, que son los cursos que se enjuician.

Esta sanción no solo era una bomba para el fútbol europeo al dejar a uno de los grandes de Europa sin competir en Champions League, sino que abre un precedente en el fútbol de élite que es toda una advertencia: “quien no cumpla con los requisitos económicos no podrá competir en Europa”.

La UEFA acusa al Manchester City de financiarse ilegalmente a través del Jeque Mansour y sus empresas. Sostiene el organismo europeo que, a través de empresas de Emiratos Árabes Unidos, estado del Jeque Mansour, dueño del Manchester City, se valía el City de falsos contratos de patrocinio que no eran más que la forma de invertir dinero en un club de fútbol por parte de un estado. Lo que conllevaría la intromisión de un estado en el fútbol europeo y por ende el perjuicio a la competitividad con los demás, no cumpliendo con el Fair Play Financiero que exige la UEFA.

Aunque el conjunto inglés aún tiene la oportunidad de acudir al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) para recurrir la sanción, y ya ha anunciado que lo hará, todo esto nos deja por delante un futuro muy complicado para el City, su entrenador y sus estrellas. Un City fuera de Champions League y sin la posibilidad de clasificarse si quiera durante dos años, deja al club sin su gran ilusión, conseguir la Liga de Campeones.

Todo esto se vuelve aún más difícil si tenemos en cuenta el problema económico que genera esta sanción. Por un lado, no competir en Champions League hace que el club inglés deje de ingresar entre 40 y 50M euros directamente de la Champions, más todos los patrocinios de los que disponga por disputar la mayor competición europea. A todas estas pérdidas se une el necesario cumplimiento del Fair Play Financiero; con la UEFA mirando con lupa las cuentas de los citizens, la financiación del club a través de su propietario o sus empresas de patrocinio es prácticamente imposible. Todo esto da lugar a un City que tiene que mantener a una de las plantillas más caras del mundo con solo los ingresos propios del club por la Premier League, algo que parece inviable. Así, la permanencia de sus estrellas se vuelve muy complicada en el plano económico.

Por si fuera poco, se une el plano emocional. No es lo mismo para los Sterling, De Bruyne, Silva, Agüero, etc, jugar en un club que lucha por ganar todo, tanto Premier League como Champions League, a jugar en un equipo que solo disputará la competición doméstica durante dos años. Las aspiraciones deportivas de las estrellas citizens juegan en contra de que el City pueda mantener una plantilla al nivel de estos últimos años.

En cuanto al principal valor deportivo del club, Pep Guardiola, su futuro queda en el aire más que nunca. Aunque el técnico catalán siempre ha dicho que quiere acabar su contrato en el City hasta el final, 2021, la verdad es que Guardiola cuenta con una cláusula en su contrato por la que puede desvincularse del club unilateralmente a partir de la tercera temporada. Por lo que ante una desbandada de estrellas, Guardiola podría salir del club inglés a coste 0, y poder firmar con quien quisiera.

Ante esta posibilidad, la Juventus de Turín ya ha movido ficha y empieza a filtrarse el interés de la Juve por contratar los servicios del técnico catalán. Uniendo así la Juve a Pep Guardiola y Cristiano Ronaldo. Con ambos juntos, saben que el golpe mediático y deportivo sería tan fuerte que Turín se convertiría en el centro del planeta fútbol, y en los principales favoritos a lograr la Champions League que tantos años lleva ansiando el conjunto italiano.