El pinchazo inesperado de la Juventus de Turín ante el Lyon en los octavos de final de la Champions League ha provocado la destitución de Sarri como entrenador de la Juve, al que no le ha valido conseguir el título de la Serie A en un club que ya está acostumbrado a ganar la liga italiana año tras año, y que cada verano planifica su plantel para conseguir ganar una Champions League que se les resiste desde hace 24 años, cuando en 1996 consiguió la que es de momento la segunda y última Champions de la historia del club. 

Tras la marcha de Sarri, se abrió el proceso de elección de nuevo míster, en el que sonaron grandes nombres como Pochettino, Allegri o Koeman para el banquillo de la Vecchia Signora. Pero la Juve ha querido cambiar la fórmula clásica, y apostar por la nueva corriente de entrenadores de los grandes de Europa: entrenador joven y que haya sido una estrella del club.

En este perfil encajaba a la perfección el ex centrocampista de la Juve, Andrea Pirlo, el cual acababa de firmar con el club como entrenador del equipo filial, para ir cogiendo experiencia en los banquillos antes de dar el salto a un banquillo del fútbol profesional. Pero el fútbol actual ha ido cogiendo otro ritmo con los entrenadores, y cada vez son más los casos en los que los grandes de Europa apuestan por entrenadores muy jóvenes casi sin experiencia.

El caso exitoso de Pep Guardiola en el Barça abrió la veda en 2009. Cuando los azulgranas apostaron por un Guardiola sin ninguna experiencia en la élite, pero que contaba con el aval de tener el respeto del vestuario por haber sido una estrella como futbolista, el conocimiento del club y la filosofía por haber capitaneado a la entidad en el campo, y tener la misma filosofía de juego y cantera del club.

Este ejemplo se ha ido propagando por los grandes de Europa en los últimos años, consiguiendo grandes éxitos como los de Simeone en el Atlético de Madrid o Zidane en el Real Madrid. El Cholo ha construido al mejor Atlético de la historia de la entidad, y Zidane ya es una leyenda de los banquillos tras lograr 3 Champions League consecutivas.

Así, los Lampard (Chelsea FC), Solskjaer (Manchester United), Arteta (Arsenal) y ahora Pirlo (Juventus) han ido ocupando la mayor parte de los grandes banquillos europeos, buscando repetir la fórmula. Confiando en que el carisma y el respeto que se ganaron en el terreno de juego sirva para que puedan dirigir a los mejores jugadores del mundo, pese a su falta de experiencia como entrenadores.

No es casualidad que este perfil de entrenador aparezca tanto a día de hoy. La hiper profesionalización del fútbol actual ha conllevado que los cuerpos técnicos de los grandes clubes estén formados por un gran grupo de expertos en diversas materias. Ayudantes técnicos especializados en el ataque, otros en la defensa, otros en el estudio de los rivales, preparadores físicos, especialistas en la estrategia, etc.

Así las cosas, la falta de experiencia de un entrenador pasa a un segundo plano al disponer de equipos tan especializados en cada faceta. El entrenador pasa a tener una función de especial relevancia en ser un líder de grupo, saber gestionar emociones y tomar decisiones en los momentos clave, manejando a plantillas de élite donde los egos son complicados de gestionar. En este ambiente, el perfil de entrenador que ha sido una estrella como futbolista es fundamental porque ya cuenta con un respeto del vestuario que otro entrenador se tendría que ganar.

¿Qué futbolista del Real Madrid puede rechistarle a un Zidane que es campeón y subcampeón del mundo? ¿Qué jugador del FC Barcelona podría criticar las decisiones del que había sido el gran capitán del club como era Guardiola? ¿Qué jugador del Atlético podría no dejarse el alma en cada partido cuando su entrenador lo había hecho durante toda su carrera como futbolista? El perfil del entrenador del futuro ya está aquí: estrella del club como futbolista, joven y con un cuerpo técnico amplio que atenúe la falta de experiencia del míster.

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