En ocasiones, cuando decimos que un deportista ha hecho historia, lo decimos a la ligera, sin prestar atención a lo histórico o no de su hecho. Este no es el caso de Edurne Pasabán, la alpinista española logró en 2010 un hito en la historia del alpinismo mundial: ser la primera mujer que ha llegado a la cima de los 14 picos más altos del mundo.

Aunque previamente habían conseguido esta hazaña otros alpinistas, entre ellos los españoles Juanito Oiarzábal en 1999 y Alberto Iñurrategui en 2002, nunca antes lo había conseguido una mujer. En un deporte como el alpinismo, en el que históricamente han predominado los hombres, el hito de Edurne Pasabán es todo un ejemplo para el deporte femenino. Colocándose también como la persona número 21 que lograba alcanzar las 14 históricas cimas. 

Edurne se ha convertido en todo un mito del deporte femenino, haciéndolo valer proponiéndose metas solidarias como su subida a un ‘siete mil’ en Nepal en 2018, con el objetivo de denunciar la falta de derechos de las mujeres en ese país, y de visibilizar a la mujer en su deporte alrededor de todo el mundo. 

Su carrera contra los 14 ochomiles comenzó en 1998, la alpinista vasca se puso como primera meta de un ochomil subir el Dhaulagiri, la séptima cima más alta del mundo, ubicada en Nepal. Pero su primera intentona resultó fallida, quedándose a tan solo 272 metro de la cima. Aquel primer intento frustrado no le desanimó, y le sirvió como experiencia y motivación para todo lo que vendría.

Edurne puso sus ojos en el mítico Monte Everest, el pico más alto del mundo, con 8.848 metros, situado entre China y Nepal. La alpinista española quería que el inicio de su carrera contra los 14 ochomiles fuese por todo lo alto. Pero el Everest no se lo puso fácil; tras sus dos primeros intentos en los años 1999 y 2000 en los que se quedó sin hacer cumbre, sería en su tercera tentativa en 2001 cuando lograría por fin su primer Ochomil, coronando el legendario Everest, llegando a la cima más alta del planeta con solo 28 años.

A partir de ahí, pondría su meta en lograr la hazaña de hacer cumbre en todos los ochomiles. El mismo 2001 volvería a intentarlo con el Dhaulagiri, cima que volvió a resistírsele, y donde perdió a un amigo y acompañante en la ascensión, Pepe Garcés.

Pero este trágico suceso no paró a Edurne, y entre 2002 y 2003 logró hacer cima del Makalu (8463m), el Cho-Oy (8201m), el Lhostse (8516m), y los Gasherbrum I y II (8068m y 8035m). Sumando en ese momento 6 Ochomiles en su carrera en muy pocos años. 

En 2004 se decidió por la cima que según ella es la más peligrosa del mundo, el K2 (8611m), la segunda montaña más alta del planeta, ubicada en la frontera de China y Pakistán. Consiguió hacer cima, pero Edurne vivió un infierno, sobre todo en el descenso, donde debido a la congelación perdió dos dedos de los pies.

Tras esto Edurne fue imparable, sumó las cimas del Nanga Parbat (8125m) en 2005, el Broad Peak (8047m) en 2007, y por fin, y a la tercera, el Dhaulagiri (8167m) en 2008, el mismo año del Manaslu (8163m). En 2009 logró hacer cima en el Kanchenjunga (8586m), dejándose para el final el peligrosísimo Annapurna (8091m) y el Shisha Pangma (8027m), ambos en 2010. Consiguiendo así coleccionar las 14 cimas más altas del mundo.

Edurne Pasabán ha visto el mundo desde lo más alto, ha tocado el cielo en 14 ocasiones, y ha puesto su nombre en lo más alto del deporte femenino con un récord que ya es historia del deporte.