Ludovic Delporte, nacido en Francia en el año 1980, comenzó su carrera en el Lens, club donde se formó desde los 9 años. Fue en el mismo club francés donde dio el salto como profesional, debutando en 1999 en la Ligue 1 con una participación testimonial las dos primeras temporadas. En la campaña 2000-2001 fue cedido al Stade Lavallois de la Ligue 2 para que completara su formación disfrutando de minutos y no le fue nada mal, jugó prácticamente todos los partidos como titular y anotó 2 goles. 

En su vuelta al Lens volvió a no tener oportunidades y en el mercado de invierno de la 2001-2002 decidió cambiar de aires. Su destino sería el Racing de Ferrol, en Segunda por aquel entonces y en Galicia su carrera empezó a despegar. Con Unai Emery en el banquillo jugó prácticamente todos los partidos y fue importante, pero al acabar la temporada el conjunto ferrolano no pudo acometer su traspaso y Delporte volvió a Lens para hacer la pretemporada.

El verano de la temporada 2002-2003 sería el punto de inflexión en su carrera. Ludovic pondría rumbo a Albacete para contribuir al segundo ascenso a Primera de su historia. Allí su melena rubia y el 23 en la espalda contribuyeron a que fuera apodado “el Beckham de La Mancha”. Con el conjunto manchego en Primera División fue más habitual verlo en el banquillo, al que quedó relegado en parte por la mala relación con su entrenador, César Ferrando. Aún así dispuso de ofertas para quedarse en Primera la siguiente temporada, siendo finalmente Osasuna el equipo que le contrataría. 

En Pamplona llegaron sus mejores años, siendo fundamental para Javier Aguirre en la mejor etapa reciente del conjunto rojillo. Llegó a disputar la final de Copa del Rey ante el Betis -en la que dio una asistencia- y sería muy importante la siguiente temporada para la histórica clasificación de Osasuna para Champions League tras conseguir el cuarto puesto en liga.

Pero en el año 2006 comenzaría el principio del fin para el francés. Fue acumulando lesión tras lesión, pudiendo disputar poco más de 30 partidos en las siguientes 4 temporadas. En la 2008-2009, su última campaña en Osasuna, no pudo jugar ni un solo encuentro. 

En 2010 recaló en el Nástic de Tarragona, donde apenas jugó 11 partidos debido a su calvario con las lesiones. Decidió volver a Francia para jugar con el Angers en la Ligue 2, donde curiosamente marcó el último gol de su carrera al Lens, su primer equipo. Tras un breve paso por el Arras de la tercera categoría francesa comenzó el curso para ser entrenador.