Desde hace bastante tiempo el deseo de gran parte de la afición blaugrana era el cese de Ernesto Valverde como técnico del FC Barcelona. Y no se solicitaba el cese por no ganar títulos, que los ganó (2 Ligas en 2 temporadas), ni por caer en Champions en ambas temporadas, ni por no sacar rendimiento a la plantilla, que lo hizo. Se pedía su cese por no cumplir con la filosofía culé; respeto por el fútbol ofensivo, por el fútbol de toque, por el fútbol preciosista y por la masía.

Pese a ganar ligas en momentos muy complicados para el club, que en otros equipos se considerarían grandes años, en el FC Barcelona no se hace un gran año si traicionas el estilo. Y este sentimiento de traición es lo que sentía gran parte de la hinchada culé. Un sentimiento que venía a decir "no quiero ganar así". Bartomeu era el principal defensor de Valverde, por eso a muchos nos ha sorprendido tanto su destitución, y aún más que su sustituto sea nada más y nada menos que Quique Setién, con todo lo que esto conlleva.

Es todo un volantazo en lo deportivo para los culés, ya que hay una falta de coherencia grave entre apostar y confiar por el resultadismo y los fines de Ernesto Valverde, a pasar a sustituirlo por un radical del estilo y las formas como es Quique Setién. Y aquí está la clave de Setién, en su radicalidad.

El cántabro entiende el fútbol de un modo muy personal y muy concreto, y aunque pueda parecer una desventaja para muchos, la falta de flexibilidad en el juego le han hecho el técnico que es hoy día. Para Quique Setién el juego y la filosofía del club no se negocian. Con él juegan los jugones, el balón sale con mimo desde atrás, se toca rápido y hay verticalidad arriba. Se juegue contra el colista o contra el Real Madrid, se vaya ganando o perdiendo, su equipo va a buscar ser el protagonista del partido durante los 90 minutos.

Con esta radicalidad ha hecho carrera. Setién nunca ha dirigido clubes de alto caché, más bien todo lo contrario, ya que su currículum incluye los banquillos del Racing de Santander (con el que consiguió ascender a primera), Poli Ejido, Guinea Ecuatorial, Logroñés, Lugo (con el que ascendió a 2ª), la UD Las Palmas (ya en primera) y el Real Betis (con el que llegó a Europa League). Y en todos estos clubes y categorías se mantuvo firme con su idea de fútbol.

Pese a que se dice que con equipos modestos no se puede jugar bien, él lo hizo. Ya sea en 2ªB, 2ª o 1ª. Dejando para el recuerdo su UD Las Palmas, el conjunto canario de la mano de Quique Setién se convirtió en la revelación de la temporada, convirtiendo a jugadores como Jonathan Viera, Roque Mesa, Tana o Vicente Gómez en referencias en aquella temporada por el gran juego de posesión y tiki-taka que nos dejaron.

Tras este periplo de Quique Setién por el fútbol modesto español, donde impuso su estilo en equipos de segunda y segunda B, donde fue fiel al toque de balón visitando terrenos embarrados o secos; por fin el cántabro ha llegado al lugar perfecto para desarrollar el fútbol que él tiene en la cabeza. Un fútbol que es justo lo que añoraba la afición culé, la radicalidad en el estilo. Ganar, pero ganar enorgulleciéndose de cómo hacerlo.