Peter Lim pulsa el botón de autodestrucción
El Valencia venía de dos clasificaciones consecutivas para Champions, de semifinales de Europa League y de ganar la Copa del Rey. Por fin había encontrado la estabilidad, pero su dueño ha vuelto a agitarlo todo.
Hace cuatro años Rufete y Salvo salieron repentinamente del Valencia tras un calentón del dueño del club, Peter Lim, al defender a Nuno Espírito Santo que por aquel entonces entrenaba al club al que llegó de la mano de Jorge Mendes, pese a que solo había entrenado anteriormente al Río Ave.
El ex presidente y ex jugador valencianista se enteraron del fichaje de Rodrigo Caio por la prensa. Lo que pasó a continuación está en las páginas más negras de la historia reciente del Valencia. Llegaron entrenadores sin preparación o experiencia como Gary Neville o Pako Ayestarán, un director deportivo sin poder ninguno como García Pitarch y algunos jugadores cuyo precio se antojaba superior a su precio de mercado.
Entre medias la dimisión de Prandelli quejándose de no poder trabajar así. El resultado fue un Valencia más cerca de coquetear con el descenso que con Europa.
Dicen que fue sugerencia de Javier Tebas, que en un viaje a Singapur le puso a Peter Lim el nombre de Mateu Alemany encima de la mesa para empezar a apagar los incendios que había en Mestalla. Y lo cierto es que lo hizo. Con Alemany el Valencia volvió a la normalidad y competitividad, trajo a Marcelino y lo aguantó en sus momentos más delicados, y dejaron de llegar dudosos fichajes a Valencia. Los jugadores representados por Jorge Mendes (íntimo amigo y asesor de Lim) pasaron de 17 a 4. Dos clasificaciones para Champions, una semifinal de Europa League y una Copa del Rey después todo parece haber vuelto a ponerse boca abajo.
La influencia del famoso agente portugués en lo que está ocurriendo en el Valencia está por ver. Las malas lenguas dicen que la pérdida de poder de Mendes en el Valencia puede estar detrás de esto.
Lo cierto es que el modelo de gestión ha vuelto a dar un cambio de rumbo este verano. La insistencia de Lim en repescar a Otamendi, la negativa a firmar a Rafinha, jugador que estaba cerrado, quería ir al Valencia y era muy del gusto de Alemany, Longoria y Marcelino. Alemany no está dispuesto a perder poder, y está por ver si Lim es capaz de cederlo.
Salga lo que salga de esta historia esto ha sido un duro golpe para las ilusiones valencianistas, que afrontaban con esperanzas una temporada con su equipo inmerso en cuatro competiciones, y a pocas semanas de comenzar todas las miradas están puestas en los despachos en lugar de sobre el verde.
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