Pero nada de eso sucedió en el estadio de Montilivi. Un décimo puesto liguero en la temporada 2022-2023 catapultó la confianza del equipo. Hoy, es el equipo revelación de la Liga EA Sport.

La conexión con Kike Cárcel y Pere Guardiola

En los momentos más difíciles, allá por 2021-2022, cuando los resultados no acompañaban, el director deportivo de la entidad lo tuvo muy claro cuando le preguntaron por la posible destitución de Míchel: “Ni se me ha pasado por la cabeza”.

Cárcel, con experiencia como futbolista y sabedor de que los grandes proyectos necesitan asentarse, llegó a verse relacionado con el Sevilla, hasta que fue renovado hasta 2027 el mes pasado. Ha sido fundamental para que Míchel y su staff pudieran dedicarse sin distracciones a lo que sucede dentro del campo.

Tras la salida la temporada pasada de hombres clave, el equipo ha seguido siendo competitivo con la llegada de jugadores de enorme nivel. Además de sobre el césped, hay talento en las oficinas. Por su parte, Pere Guardiola, hermano de Pep Guardiola y presidente del Consejo de Administración del club es una conexión ideal con el fútbol internacional.     

El tiempo, tremendo invento sabandija

“Para muchos jugadores se trata del tercer año en la plantilla”, reflexionan desde la dirección deportiva. Y, es cierto, el núcleo se mantiene, tienen asumida una idea de juego y quienes han aterrizado en el club se han amoldado respetando la idiosincrasia del equipo. La clave del éxito es combinar autoexigencia con buen ambiente.

Esta mezcolanza es posible gracias a la mezcla del ímpetu y ambición de jugadores jóvenes con la experiencia y sabiduría de otros más veteranos. Como en las empresas, unir talento y veteranía y concederles la bendición del tiempo suele dar buenos resultados. 

El éxito de las vibraciones que desprende el equipo es tal que el porcentaje de socios sobre la capacidad del campo es impresionante, 12.000 socios para 14.000 localidades disponibles. El equipo ya no solo aúna a la afición de la ciudad, Girona, sino que ahora convoca a los pueblos colindantes, que comienzan a identificarse con un club que confía en sus posibilidades, más allá de la inyección económica procedente de los Emiratos Árabes Unidos.

Muchos medios ya consideran al Girona FC el segundo club de Cataluña en relevancia, por encima del Espanyol. Habría que ver qué dicen los periquitos. 

Salir jugando

Una de las máximas del equipo es respetar la salida del balón, intentar que salga jugado y generar superioridades desde el arranque de la jugada. El perfil de Eric García, procedente del F.C. Barcelona, de Pablo Torre o del mítico neerlandés Daley Blind ahondan en esta idea de juego.

Son jugadores en cuyos clubes anteriores ya enarbolaban la bandera del juego aseado.  Al Girona no le asusta el balón y es habitual verles posesiones largas, donde amasan la pelota y basculan de izquierda a derecha buscando desequilibrar la defensa contraria. Pero esta predisposición no está reñida con transiciones rápidas donde aprovechan la velocidad de sus delanteros para llegar a las inmediaciones de la portería contraria.

Un juego ofensivo, abierto y directo

Por muy buen director de orquesta que tengas, la música es de los músicos y el fútbol de los jugadores. Ya lo decía Pep Guardiola. En el Girona sucede algo parecido, las ideas de Míchel la materializan en el campo un grupo de jugadores que han sintonizado de manera especial. La conexión entre los extremos Sávio -que está de dulce- y Tsygankov, o el instinto goleador de sus delanteros, con un Artem Dobvik especialista en atacar el espacio o un Stuani que parece desafiar el paso del tiempo y al que cada vez se le ve más joven. Además, el equipo da domingo sí y domingo también una clase magistral en ensanchamiento y ocupación de los espacios. Es un equipo capaz de abrirse sin descoserse, haciendo del mítico “juego de posición” un arte.

Míchel, el técnico del momento.

Habituado a la poca gratitud del fútbol, después de haber conseguido dos ascensos con el Rayo y el Huesca, y ser destituido a mediados de la siguiente temporada, la historia de Miguel Ángel Sánchez Muñoz es una historia de superación, resiliencia y amor al fútbol. De orígenes humildes y gran capacidad de resistencia. El entrenador madrileño entrena como jugaba, con amor por la creación y el trato del esférico. Este Girona FC lleva su ADN. El entrenador parece haber encajado como un guante en la provincia gerundense. “Habladme en catalán”, ha dicho en rueda de prensa. Ha venido, parece, para quedarse. La gente está encantada con él.

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