Zidane lo vio venir, y probablemente Florentino Pérez no quiso verlo. Una plantilla con una columna vertebral que lleva más de cinco años y que ha ganado todo es muy difícil de gestionar. Ya la temporada pasada estaban sin opciones en Liga y Copa en el mes de febrero, y sólo el empuje en Champions salvó el año con una triple corona histórica.

Quizás Zidane entendió que el ciclo ganador había acabado pero que sería demasiado injusto hacerse cargo de la renovación de la plantilla que le dio tres Champions, o quizás sí quiso hacerlo pero los que mandan no le dejaron. La cosa es que Florentino hizo caso omiso a las señales y confió la transición en la inercia ganadora y en un chico de dieciocho años que, pese a su potencial, aún no está para estas responsabilidades. Planificación más grave aún si tenemos en cuenta la salida de Cristiano Ronaldo. A partir de aquí el resto parece improvisación.

Lopetegui llegó para darle aire fresco al equipo y apenas duró tres meses. Tras el “no” de varios candidatos el club decidió darle tiempo a Solari, al que acabó renovando tras ganarle al Melilla, Celta y Viktoria Plzen. Llegaron las navidades y no se pusieron parches a las carencias, y en cuanto ha empezado la parte decisiva de la temporada han salido todas a la luz.

“Vamos a jugar con dos cojones”, fueron las palabras de Solari en su presentación. Su declaración de intenciones no fue muy ilusionante que digamos. Su filosofía se ha traducido en un exceso de ímpetu que desencadena una enorme falta de orden y rigor táctico, con jugadores corriendo como pollos sin cabeza y con demasiada precipitación. Al cocktail le sumamos el visible agotamiento físico de unos jugadores que tuvieron que jugar tres partidos claves en seis días, sin apenas rotaciones. Y tenemos el resultado de la última semana. Relegar al ostracismo a Isco y Ceballos en lugar de intentar recuperarlos es algo que tampoco se entiende. Como lo de dejar en la grada a Mariano en una eliminatoria siendo el único delantero suplente.

Ahora llega Zidane con aires de cambio, soñando con volver a la época dorada que vivió en el club.

Pero también tiene su parte de responsabilidad la plantilla. Como ya hemos dicho es una plantilla que ha muerto de éxito. El rendimiento de jugadores como Carvajal, Varane, Marcelo, Casemiro, Kroos, Asensio, Benzema o Bale ha dejado muchísimo que desear. Especialmente sangrante son los casos de Marcelo y Kroos, que además denotan cierta dejadez sobre el césped, como si esta guerra no fuera con ellos.

Como ocurrió con España en el Mundial de Brasil, hace falta un batacazo de este calibre para hacer un regeneración de un equipo de auténticas leyendas, y puede que ya haya llegado la hora del Real Madrid.