"Salid y disfrutad" dijo Cruyff a sus pupilos antes de una final de Champions. Décadas después un grupo de jóvenes canteranos harían disfrutar a toda Europa honrando al hombre que cambió la historia ajaccied para siempre.

A toda Europa menos a la mitad de Turín -la otra mitad, la de los aficionados del Torino, seguro que disfrutó de lo lindo-, porque la Juventus ha sido la última víctima del talento, descaro y fútbol que arrojan en cada campo los futbolistas del Ajax.

Si hay una palabra que define este equipo es valentía. El conjunto de Erik ten Hag es un equipo sin miedo, no teme a equipos con más experiencia, no teme a catedráticos de la Champions como Cristiano Ronaldo, ni siquiera teme a templos como el Allianz Arena, el Santiago Bernabéu o el Juventus Stadium. Nos encontramos ante un grupo de jugadores decididos a dominar donde y a quien sea, con un derroche de personalidad impropio de futbolistas de esas edades. 

El ideario de este Ajax responde a lo que dicta su identidad histórica. El primer punto es su salida del balón. El equipo no está dispuesto a regalar ningún balón que nazca en su propia portería; los laterales se abren y ganan altura para que De Jong o Schöne -con una técnica mucho más depurada que Tagliafico o Veltman- ocupen esa zona para asegurar la llegada limpia del balón al campo contrario. Las asociaciones que crean ambos centrocampistas con De Ligt y Blind sortean cualquier presión alta que le puedan plantear.

El segundo punto reconocible de este equipo se ve en cuanto pisan campo contrario con el balón. El Ajax acumula una multitud de jugadores en zona de 3/4 y ataca todos los flancos. A los ya mencionados laterales por fuera se le suma la importante contribución de Van den Beek. Pese a ser el centrocampista de un equipo que domina abrumadoramente la posesión no es de los jugadores que más pases completa en el partido. Su aportación reside en desmarques verticales hasta el área rival, que sirven tanto para asociarse con Tadic en la zona de peligro como para liberar el espacio que deja tras de él. Tanto Ziyech como Neres tienen libertad para ocupar este espacio interior aprovechándose de las asociaciones que crea Tadic y ganando profundidad en la banda a través de regates cuando la situación lo requiera.

El Ajax amenaza la portería rival como un muro que se desplaza en vertical con hasta siete jugadores amenazando el entramado defensivo que le plantea cualquier rival. En este punto es clave Dusan Tadic. El serbio, que pasó sin pena ni gloria por la Premier League es el desatascador partiendo desde la posición de falso nueve. Su trabajo es hacer la de embudo y su movilidad es clave para los desmarques de Van den Beek antes mencionados y para los apoyos de Neres, Ziyech o De Jong por dentro. El serbio juega y hace jugar a todo el que le rodea, y por él ten Hag ha renunciado a delanteros como Dolberg o Huntelaar.

La última seña de identidad es lo que hace el Ajax cuando no tiene la posesión y, como no podía ser de otra forma, cuando el equipo no tiene el balón lo que hace es buscarlo cuanto antes. El bloque ejerce una presión alta, sometiendo al rival en todas las facetas del juego. Se encuentran incómodos tanto cuando atacan como cuando defienden, dando la sensación de que los que mandan en el partido durante los 90 minutos son esos locos y jóvenes rubios.

Pase lo que pase a partir de ahora, lo que ha hecho este grupo ya es historia de la Champions. El Ajax de la temporada 2018-2019 es un regalo para los amantes del fútbol.