28 años después
Nueva Zelanda y Sudáfrica vuelven a encontrarse en la final de la Copa del Mundo de Rugby. Han pasado 28 años desde la mítica final de 1995, disputada en el estadio Ellis Park de Johannesburgo (Sudáfrica). Fue un momento histórico y el cierre de la etapa amateur del torneo, que terminó trascendiendo a la cuestión deportiva.
Viajemos en el tiempo al pasado reciente de Sudáfrica
Nelson Mandela llevaba un año como presidente del país y era el estandarte del fin del apartheid. Su apoyo incondicional a la selección sudafricana, formada casi en su totalidad por jugadores blancos, fue un pilar muy importante para construir una reconciliación a través de un nacionalismo transversal y unitario. El hecho, inmortalizado en el libro ‘El Factor Humano’ de John Carlin y en el film de Clint Eastwood, ‘Invictus’, ambos del año 2009, ayudó a engrandecer a este extraordinario y noble deporte, que está a punto de escribir un nuevo capítulo de su historia.
Mandan las selecciones sureñas
El dominio del hemisferio sur es innegable y este mundial lo ha vuelto a poner en relieve. Sólo Inglaterra ha conseguido colarse en las semifinales como representante del hemisferio norte y de Europa, mientras que Argentina, Nueva Zelanda y Sudáfrica completaron el cuadro previo a la final del campeonato.
El próximo sábado 28 de octubre, a las 21:00 horas, tendrá lugar esta histórica final. Enfrentará a los últimos dos campeones mundiales, que llevan alternándose la corona desde 2007. Un duelo por todo lo alto en el Stade de France, St. Denis de Paris (Francia).
Un duro camino hasta la final
No podía ser de otro modo. Nueva Zelanda y Sudáfrica han tenido un durísimo recorrido hasta la final, erigiéndose como los grandes adversarios a batir.
Nueva Zelanda se ha enfrentado en la fase de grupos a Francia, que le infligió su única derrota en el torneo (27-13). Por otra parte, aplastó a Namibia (71-3), Italia (96-17) y Uruguay (73-0), despejando algunas de las dudas que habían dejado los All Blacks contra el país galo. Finalmente, quedaron clasificados en la segunda posición del grupo.
En los enfrentamientos directos, el equipo dirigido por Ian Foster ha ido apuntalando su superioridad y juego. Los cuartos de final lo disputaron frente a una de las grandes favoritas del torneo, Irlanda, que venía invicta de la fase de grupos y que es el actual campeón del Torneo Seis Naciones, atravesando un estado de forma estupendo. Pero Nueva Zelanda se impuso a los irlandeses en un ajustadísimo encuentro (24-28).
En semifinales, Argentina esperaba a Nueva Zelanda. La selección sudamericana, una de las revelaciones del sorteo, llegaban tras ser doblegados sólo en una ocasión a manos de Inglaterra (27-10) en la fase de grupos. Los argentinos no tuvieron ninguna oportunidad frente a un equipo neozelandés que ha ido de menos a más (6-44).
Sudáfrica, por su parte, se ha encontrado con más dificultades para repetir como finalista tras el mundial de Japón de 2019. En la fase de grupos, venció con claridad a Escocia (18-3) y arrasó ante Rumanía (76-0); pero el combinado dirigido por Jacques Nienaber cayó frente a la potente Irlanda en un ajustado encuentro con poca anotación (8-13). En el último encuentro de esta fase, se terminaron imponiendo a Tonga (49-18).
En cuartos de final, los Springboks se cruzaban con la potente Francia, que ya había derrotado a Nueva Zelanda en la primera fase. Fue un encuentro igualado y emocionante, de esos que hacen afición. Terminó con Sudáfrica imponiéndose por la mínima (28-29).
En semifinales, los sudafricanos se encontrarían con Inglaterra, la única selección invicta del campeonato. Un competido, polémico (posible mala conducta de Bongi Mbonambi) y duro encuentro que se resolvió, otra vez por la mínima y con una baja puntuación gracias a las rocosas defensas (15-16).
Jugadores diferenciales
Nueva Zelanda se construye con una sólida defensa, pero con destacadas individualidades, frente a la fortaleza del grupo de Sudáfrica.
Antes de comenzar el mundial, todas las miradas estaban sobre Will Jordan. El rapidísimo wing de Nueva Zelanda no ha decepcionado, encabezando la lista de tries del mundial (8) y apareciendo entre los diez máximos anotadores. Junto a él, estarán sus compañeros Damian McKenzie y Richie Mo'unga. No hay que perder de vista a ninguno de ellos.
En Sudáfrica, acostumbrados a partidos con puntuaciones bajas, destacan Manie Libbok, Handre Pollard y Cobus Reinach como máximos anotadores. Precisamente Reinach es el jugador que más tries ha conseguido para su selección en el torneo (4). El segunda línea, Franco Mostert se ha desmarcado de sus compañeros en el aspecto defensivo, siendo uno de los 10 jugadores del campeonato con más placajes (57).
Una final soñada
All Blacks y Springboks se encuentran en la final de la copa mundial de rugby con el reflejo de las sensaciones que ya existían antes del comienzo de la misma. Por un lado, Nueva Zelanda era la máxima favorita, por tradición, palmarés, juego y por plantilla. Por otro, Sudáfrica no llegaba al torneo con las mejores sensaciones, pero siempre con ese halo de favoritismo que le otorga su extrema competitividad en los grandes acontecimientos.
En esta final se va a dirimir quién es el campeón de campeones. Como máximos dominadores del Mundial con tres títulos cada uno, es muy difícil mejorar este escenario en el que se van a enfrentar las dos mejores plantillas del globo por la ansiada copa Webb Ellis. Al resto sólo nos queda disfrutar.
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