Hace apenas dos semanas se confirmaba la renovación de Valverde como entrenador del Barça. El club le ha confiado el proyecto una temporada más y la decisión fue muy criticada por redes sociales pese a que el equipo marcha con trayectoria firme esta temporada. ¿Por qué? 

Porque no todas las plazas son iguales y hace ya algunas décadas que llegó Johan Cruyff y cambió la del Camp Nou para siempre. El técnico holandés dotó a la institución de un estilo muy definido que identificaría al club azulgrana como uno de los equipos más atractivos de ver jugar en Europa.

Mimar el balón, pase en corto y control total del partido con unas posesiones largas que obliga al rival a correr detrás del balón han sido algunos de los conceptos que han respetado la mayoría de los entrenadores que han pasado por el banquillo azulgrana. Con Pep Guardiola como máximo exponente de la evolución de la idea de Cruyff.

A Valverde se le cuestiona el juego del equipo, que no los resultados. Porque a los aficionados culés no les vale con ganar, también hay que hacerlo brillando. Valverde ha conseguido armar un equipo ultra competitivo, capaz de adaptarse a partidos y situaciones diversas y golpear con contundencia en las áreas incluso sin merecerlo. Buena muestra fue el último clásico de Copa en el Bernabéu, que acabó con un llamativo 0-3 pese a haber renunciado a la posesión, al control del partido y a sufrir en su propio campo, algo que se acostumbraba a ver más en su máximo rival.

Otra historia fue el clásico de liga en el que la vuelta de Arthur marcó el desarrollo de un partido en el que el Barça dominó de principio a final y dinamitó al Real Madrid con la segunda victoria en el Santiago Bernabéu en tres días sin encajar goles, lo nunca visto. El Barcelona de Valverde es un equipo camaleónico; capaz de jugar con un 4-4-2 en bloque bajo o de controlar un partido de principio a fin con un 4-3-3 en apenas unos días.

Como hemos dicho antes, menos cuestionable que el juego son los resultados; su primera temporada culminó con un doblete de Copa y Liga en la que el club azulgrana le sacó catorce puntos al segundo clasificado y diecisiete al Real Madrid. Esta temporada ya se encuentra en la final de Copa y tiene LaLiga encarrilada en marzo. Solo la debacle en Roma en Champions la temporada pasada emborrona la trayectoria del “Txingurri” al mando del Barça.

Pero esto no es suficiente en Barcelona donde es un secreto a voces que el club ansía la Champions. Otro fracaso en Europa podría cuestionar la labor del técnico pese al rendimiento en las demás competiciones y haber sometido al Real Madrid, al que le ha ganado tres de los cuatro partidos esta temporada. Porque en can Barça ya no sólo vale con ganar Ligas y Copas.