¿Por qué los equipos más ‘sucios’ de la NHL tienen los días contados?
En hockey, las peleas o luchas existen desde la fundación de este deporte.
Aunque las peleas durante el juego se han cuestionado en los últimos años, siguen siendo una parte muy importante de los partidos profesionales en Norteamérica.
En 1922, cinco años después de la primera temporada de la liga, la NHL reguló las peleas por primera vez, que en aquella época eran conocidas como peleas de puñetazos. Desde entonces, ha habido miles de peleas en la pista.
Durante estos casi 100 años, algunos equipos se han ganado la reputación de jugar sucio por participar en las peleas.
Los Boston Bruins —con una cuota de a favor de ganar la Stanley Cup en 2021 en las apuestas de hockey— y los Anaheim Ducks suelen ser mencionados por los aficionados cuando se habla de los equipos que más han practicado el juego sucio en la era moderna.
Pero ¿se merecen esa reputación? En una palabra: sí.
Desde la temporada 2010/11, ningún equipo se ha visto envuelto en más peleas que los Boston Bruins, que han participado en 371 peleas graves durante este periodo.
Además, han liderado la liga en lo que a faltas por incitación se refiere, y se les ha penalizado por iniciar 21 peleas durante las 10 últimas temporadas de la NHL.
Por su parte, a los Anaheim Ducks se les atribuyen 363 peleas graves desde la temporada 2010/11, la segunda cifra más alta de la NHL.
Los Ducks, sin embargo, no suelen ser los agresores (al menos oficialmente), ya que solo han cometido 9 faltas por incitación en las últimas 10 temporadas, lo que los sitúa en la mitad inferior de los equipos de la NHL.
Además, hay otros equipos que participan habitualmente en peleas, como los Ottawa Senators, los Columbus Blue Jackets y los Philadelphia Flyers, con 323, 316 y 309 peleas graves respectivamente desde la temporada 2010/11.
Los Flyers y los Senators también inician muchas de las peleas: durante el periodo en cuestión, los primeros han cometido 15 faltas por incitación y, los segundos, 18.
Los New York Islanders y los Florida Panthers se encuentran entre los equipos más agresivos de la NHL en la era actual, ya que han cometido, respectivamente, 19 y 15 faltas por incitación desde 2010/11.
En cualquier caso, no hay duda de que el juego sucio va más allá de las peleas; por ejemplo, los Philadelphia Flyers han pasado 8951 minutos en la zona de expulsión desde 2010, más que cualquier otro equipo.
En el polo opuesto, los Carolina Hurricanes son el equipo que participa en menos peleas, con solo 132 peleas graves desde la temporada 2010/11.
Además, son el equipo de la NHL que menos tiempo ha pasado en la zona de expulsión, con solo 6091 minutos en las últimas 10 temporadas.
En ese periodo, a los Detroit Red Wings se les ha atribuido solo una pelea grave más que a los Caroline Hurricanes, y son el tercer equipo que menos tiempo ha pasado en la zona de expulsión.
Entre los equipos que juegan más limpio de la liga, también se encuentran los Chicago Blackhawks y los Arizona Coyotes, que están entre los cinco últimos en cuanto a peleas graves y minutos en la zona de expulsión.
Desde 2010, ningún equipo ha iniciado menos peleas que los Toronto Maple Leafs, que tienen una sola falta por incitación en 10 temporadas.
Estos números podrían confirmar o no lo que piensan los aficionados sobre cuáles son los equipos que más sucio juegan, pero hay una cuestión más importante para el mundo del hockey: ¿las peleas tienen futuro en este deporte?
Se trata de un debate que ha estado presente durante muchos años. Hay opiniones en contra porque las peleas causan lesiones innecesarias (sobre todo cerebrales) y pérdida de tiempo, y restan valor a los aspectos más técnicos del juego.
Quienes quieren que las peleas sigan formando parte de la NHL creen que ayudan a evitar otras formas de juego sucio permitiendo que los jugadores se controlen entre sí, así como a proteger a los jugadores estrella.
Desde la perspectiva de los aficionados, las peleas hacen que el hockey sea más entretenido, y algunos fans incluso asisten a los partidos con la esperanza de presenciar una pelea.
Cualquiera que sea tu opinión sobre el tema, los datos no auguran nada bueno para las peleas en el hockey.
Durante la temporada 2010/11, hubo un promedio de más de una pelea por cada dos partidos (0,52 por partido, para ser exactos).
En 2019/20, esa cifra se redujo a 0,18.
En general, en la NHL las peleas han disminuido un 70 % en los últimos 10 años, y las peleas graves han pasado de 1274 en la temporada 2010/11 a solo 388 en la temporada 2019/20.
La temporada 2018/19 fue la primera temporada de la era moderna en la que hubo menos de 200 partidos con peleas graves. La temporada 2019/20 continuó con esta tendencia.
Además, se deduce que hay menos jugadores involucrados en las tanganas.
En 2010/11, 348 jugadores (récord conjunto) se metieron en una pelea en algún momento de la temporada. El año pasado, menos de 250 jugadores se quitaron los guantes para poner a prueba sus nudillos.
Cada dato importante muestra que las peleas de la NHL están reduciéndose, y no hay nada que indique que la tendencia vaya a detenerse.
Sin embargo, no se sabe qué significa esto para el futuro de la liga.
Los detractores querrán que se acelere la eliminación de las peleas, mientras que los defensores argumentarán que un número reducido de peleas es lo mejor de los dos mundos: los jugadores estarán más seguros y los aficionados podrán disfrutar del ocasional subidón de adrenalina.
Si al final se prohibiera esta práctica, los Bruins, los Ducks y el resto de los equipos más cizañeros de la NHL se enfrentarían a un periodo incierto en el que su estilo de juego tendría que cambiar.
Pase lo que pase, una cosa es segura: el problema no se puede ignorar durante mucho más tiempo.
La NHL se acerca a una encrucijada y la dirección que tome puede cambiar el hockey para siempre.