En el verano de 1997 se produjo uno de los fichajes más sonados de la historia. El Inter de Milán pagaba la cláusula de rescisión de 4.000 millones de pesetas al Barça de un joven Ronaldo que la temporada anterior había hecho diabluras. Para sustituirlo el conjunto azulgrana trajo desde el Milan a un delantero francés. “Trataré de igualar a Ronaldo” dijo el bueno de Dugarry en su presentación.

Dugarry era un delantero francés (aunque nacido en Frankfurt) que destacó a principios de los 90 en el Girondins de Burdeos, aunque bien es cierto que nunca tuvo grandes cifras goleadoras. Esos años en la Ligue 1 le sirvieron para conseguir una oportunidad en el Milan, al que llegó en la temporada 1996-1997. Allí tras apenas anotar 5 goles en 21 partidos puso rumbo al Barça.

Sus palabras del día de presentación se quedaron en eso, en palabras. El bueno de “Dugachy” apenas jugó 7 partidos en liga con los culés, en los que no anotó ni un solo gol. El que venía para igualar a Ronaldo fue más noticia por lo que acontecía fuera del campo que sobre el verde. Le pegó un tremendo balonazo (involuntariamente) en la cara a Van Gaal, entrenador por aquel entonces. Años después de su salida confesó que incluso fue al despacho del entrenador holandés llorando para que le dejara salir del Barcelona: "Ya no podía aguantar más y además Aimé Jacquet (por entonces seleccionador de Francia) nos dijo a los jugadores que teníamos que ser titulares en nuestros equipos. Entonces fingí llorar diciéndole '¡no puedo más, quiero irme!'".

Dugarry consiguió salir y su decisión fue acertada. Marchó al Olympique de Marsella y su buena media temporada le bastó para ser convocado para el Mundial que se disputaba en su país, convirtiéndose en campeón del mundo en 1998. Luego volvió al Girondins y también fue campeón de la Eurocopa del 2000 con los galos. En 2003 puso rumbo a la Premier League para jugar en el Birmingham City durante un par de temporadas antes de retirarse en Qatar.

Tras dejar el fútbol abrió un restaurante en Burdeos junto a su amigo Zidane y actualmente dirige un famoso programa de radio en Francia rodeado de otros ilustres de su quinta como Petit, Leboeuf y Rothen. Su carisma ha ido aumentando con el paso de los años y pese a haber perdido su melena es una de las imágenes más conocidas de la prensa gala. Dugarry tiene fama de no morderse la lengua, y a menudo son portada sus duras críticas como las que vertió sobre Pastore, Pogba o Neymar.