Pero para asegurar su éxito tendrá que minimizar sus carencias en la defensa e imponer un estilo de toque y transiciones rápidas. ¿Conseguirá España ser la gran sorpresa del campeonato?

Juventud y descaro

Sin duda, la mayor cualidad de esta selección es su insolente juventud. Esta es una selección que no se ve inferior a ninguna, con talento y capacidades diferenciales, pero con desconexiones preocupantes. Es un equipo muy bien armado físicamente, capaz de aguantar muchos minutos a un ritmo alto. Su capacidad física les permite realizar una presión alta, en campo contrario, y recuperar pronto la pelota para ser protagonista del partido.

Además, la juventud de miembros como Nico Williams, Lamine Yamal o Dani Olmo, unida a la potencia de Llorente o Fermín dotan al combinado español de mucha fuerza y versatilidad. Esta cualidad tiene su contraprestación y es que el equipo, a veces, se rompe hacia mitad del campo, dejando a la defensa desguarnecida. Su descaro, por otra parte, le hace querer ser protagonista de los partidos. La selección quiere el balón y quiere hacer daño, tanto desde las bandas como combinando entre líneas. 

Una selección polifacética y flexible

España puede jugar a varias velocidades, y eso es una garantía si sabe interpretar los partidos y las debilidades del rival en cuestión (no es lo mismo jugar contra la selección italiana que contra Francia, por citar un ejemplo). Si quiere control, Rodri, Pedri y Zubimendi pueden aportar una buena interpretación del juego y bajar revoluciones, si quiere inyectar energía, puede situar en ataque a Williams, Yamal, Oyarzabal o Joselu. Si lo que necesita es realizar transiciones rápidas, cuenta con Llorente, Fermín o Grimaldo. Y si necesita un faro en ataque al que lanzar balones en alto, puede hacerlo con el incombustible Álvaro Morata. Las mil caras de un equipo capaz de todo.  

Falta de experiencia

Es un equipo muy joven, con jugadores que juegan en clubes de todo el mundo y a los que aún les queda mucho por jugar y aprender en sus carreras. La clave estará en la cohesión que muestre, ya que cada uno viene de realidades muy diferentes y no llevan demasiado tiempo jugando con esta estructura que plantea Luis de la Fuente. No obstante, la gran mayoría han jugado competiciones de máxima exigencia a nivel internacional. La experiencia se consigue jugando, así que cada partido es importante, pues hará crecer a la selección y le otorgará una mayor consistencia.

Debilidad defensiva

Sin duda, el talón de Aquiles de esta selección es la defensa. Pese a contar con Carvajal, Navas o Nacho, el resto de la defensa es muy joven y no especialmente experta. La clave para avanzar será solidificar el centro de la defensa, que necesita fortalecerse. Y muchos de sus jugadores de la línea defensiva destacan más bien por su incorporación al ataque. Se le puede sumar dos factores de peligro, el primero es que Unai Simón, pese a haberse hecho con el puesto de titular indiscutible, es dado a errores puntuales de gran relevancia. Y el segundo factor, es que la selección no sabe contemporizar y dormir los partidos, su instinto natural es jugar hacia adelante, lo que muchas veces repercute negativamente en el control de los partidos. Necesitará máxima concentración e implicación de todas las líneas para no destapar sus carencias. 

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