Es difícil condensar en unas pocas líneas la impronta que Pau Gasol ha dejado en la historia del baloncesto patrio. No solo por sus hitos, hace 25 años impensables, sino que también por las hechuras de afable “gentleman” que ha portado siempre; con la humildad y el respeto como bandera. Un saber estar que pudiera ser una de las causas de su extensa y prolija carrera, pero no la única. Una trayectoria copada de títulos y honores individuales que le ponen a la altura de los más grandes y que, sin lugar a duda, han hecho de Pau Gasol un referente para las generaciones venideras.

Deslumbró rápidamente con el FC Barcelona en el 2000, y en 2001 terminó de romper el cascarón para ganar la Liga ACB y la Copa del Rey, siendo en la final de este último campeonato el MVP ante la atenta mirada de decenas de ojeadores de la NBA.

Un preludio de lo que se venía, y es que el ala-pívot ya destacaba por su coordinación en velocidad (pese a sus 2,15 metros de altura), desparpajo y capacidad de intimidación en la zona. Así, la NBA rápidamente se fijó en él y los Memphis Grizzlies se hicieron con sus servicios tras un draft en el que salió con el tercer puesto.

De este modo, fue “Rookie del año” en su primera temporada y el segundo español que cruzaba el charco para enrolarse en la mejor liga del mundo. Había derribado la puerta con apenas 20 años para que muchos otros la atravesarán después. Pero ahí no quedaban los récords por batir.

En 2006 fue el primer español que participó en un All Stars, y en 2008 fue traspasado a Los Ángeles Lakers, donde granjearía una gran amistad con la leyenda tristemente desaparecida Kobe Bryant. Así, logró dos anillos NBA con la franquicia angelina, antes de pasar a los Chicago Bulls y San Antonio Spurs entre 2014 y 2018. Dos equipos en los que también dejó un imborrable sello y siguió sumando grandes actuaciones que le sirvieron para entrar en un total de seis All Stars.

También pasó brevemente por los Milwaukee Bucks y Portland Trail Blazers, pero las lesiones en su pie izquierdo le tuvieron más de un año en el dique seco antes de despedirse definitivamente de la NBA tras 18 temporadas y 1.226 puntos anotados para volver a casa, el FC Barcelona, y ganar una Liga ACB.

Entretanto, Gasol era el entrañable patriarca de “la Familia”. La selección española de baloncesto ha logrado sus mayores éxitos bajo su liderazgo, empezando por el campeonato del Mundo júnior que levantó en 1999. Así, destacan las tres medallas olímpicas (Pekín 2008, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016) y el oro en el Campeonato del Mundo de Japón 2006, donde fue distinguido como mejor jugador del torneo.

También logró el MVP en dos de los tres Campeonatos de Europa conseguidos por España en este periplo (2009, 2011 y 2015), mientras que en el Europeo de 2017 se convirtió en el máximo anotador de todos los tiempos de la selección española (3.599 puntos en 208 participaciones). Cuatro años más tarde se recuperó a tiempo de su lesión para disputar su último gran torneo con “la Familia”; los Juegos Olímpicos de Tokio, pero estos tuvieron un sabor agridulce al no poder colarse en la lucha final por las preseas.

Pero esta última desazón para nada empaña la estratosférica carrera de Pau Gasol, un atleta que, al margen de sus innegables cualidades y esfuerzo espartano, también destaca por su compromiso social, como ha demostrado en sus numerosas colaboraciones con Unicef y otras organizaciones o fundaciones, como la suya.

Una leyenda que este pasado martes, y en un escenario a su altura como el Liceo de Barcelona, explicó las razones de su retirada de las pistas de baloncesto tras 21 años de intachable carrera. Ahora, disfrutará de su familia y, quién sabe, lo mismo sigue vinculado al mundo del baloncesto como entrenador. Experiencia le sobra…